Tengo frío
junto a los manatiales. He subido
hasta cansar mi corazón.
Bajo las águilas
silenciosas, la inmensidad
carece de significado.
Entre el estiércol
y el relámpago escucho
el grito del pastor.
He oído la campana de la nieve,
he visto el hongo de la pureza,
he creado el olvido.
Amé todas las pérdidas.
Aún retumba el ruiseñor
en el jardín invisible.
Madre mia, que intensos!
ResponderEliminarQue mirar tan diferente
ResponderEliminarQue bonito es saber escribir
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