I
Cubre el cielo los seres y las cosas.
La tierra se cobija bajo las estrellas.
Respira la noche.
II
De la calma nace el movimiento.
Nace la sombra de la luz:
caótica armonía.
Como en el paisaje castellano, nada encontrarás de pretencioso en este espacio/blog. Ni siquiera la presunción de acercarnos a la esencia de esa composición/poema japonés que en Occidente conocemos como 'haiku'. Y como todo en la ancha Meseta castellana, está abierto al viento, a la lluvia, a la luz, al alto techo celeste de la noche y a tí.
Liberados de la rima, parecen más profundos ¿verdad?
ResponderEliminarClaro que, a veces, no podemos evitar el juego/desafío de rebuscar cesuras y silabeos...
A la orilla del río;
fluyen haikús
de veranos felices.
Para los turistas en el mundo de los haikús, ¿Cual es la métrica?
ResponderEliminar5-7-5 Pero más importante que las sílabas es la captación del instante en las palabras.
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